Una nota de hoy en el diario barcelonés La Vanguardia rescata, de manera algo tardía, las publicaciones en torno a Néstor Sánchez ocurridas en los últimos años en España. Con un título que, conjeturo, hubiera fastidiado a un autor que repudiaba a los escritores del «boom» por su falta de relación con la poesía, y un epígrafe discutible que lo ubica en términos de sucesión respecto a Cortázar, el texto da cuenta de la aparición del Diario de Manhattan como libro suelto, de la reedición de Cómico de la Lengua y de mi Sobre Sánchez en edición española, entre otras menciones que incluyen a los esfuerzos de Claudio Sánchez por difundir la obra de su padre.
Entre sus mejores párrafos, la nota firmada por Xavi Ayén dice: «Una vez este redactor preguntó a Carmen Balcells cuál había sido el momento más triste en su carrera profesional. La superagente no lo dudó: `El día de 1972 en que acompañé a Néstor Sánchez y a su mujer, Teresa Wangeman, al cementerio de Montjuïc con el ataúd de su niña muerta, un bebé de un año. Conducía yo, ellos estaban absolutamente desconsolados´. La niña se llamaba Paula y había nacido con espina bífida. Sus padres hablaron a los amigos de una enfermedad, de un virus y de `negligencia médica´ y otras fuentes apuntan la posibilidad de un accidente».
Y también: «El enigma de Sánchez, la figura del escritor vagabundo llevada a su máxima expresión, sigue fascinando a los quince años de su muerte.»
Puede leerse completa por acá. La foto que la ilustra fue tomada por el cubano Jesse Fernández en Nueva York en 1969 y es imagen de tapa en la reedición de Sobre Sánchez por Mansalva en 2018.