Mis malditos favoritos (II)

Gracias a Wimbledon que lee La Nación los domingos, descubrí este artículo de Vargas Llosa sobre Céline que expresa, insomma, lo que siento acerca del escritor antisemita y de otros reaccionarios, incluido el mismo Vargas Llosa. Es inadmisible juzgar la calidad de una obra por las ideas, las posturas, e incluso las acciones políticas, morales y religiosas de su autor a lo largo de una vida. Es como juzgar -salvando las distancias- lo que hacía Jimi Hendrix con la guitarra según el apoyo del músico al ejército norteamericano en Vietnam, Cocaine según el racismo o la simpatía de Eric Clapton por el National Front, las traducciones de Li Po y otros poetas chinos de Ezra Pound por la vara de una militancia fascista, Los reventados por la participación de Jorge Asís en el menemato, la Milonga de Manuel Flores o Funes el memorioso por el antiperonismo de Borges, Justine por los crímenes misóginos que hubiera cometido el marqués de Sade. Alguien puede ser un criminal (también de guerra) y aun así cultivar un bello jardín o construir una casa -obra de arte- sólida. Aunque repudio las intervenciones de Vargas Llosa en defensa del neoliberalismo, coincido con él en que «Céline fue, políticamente hablando, una escoria. Continuar leyendo «Mis malditos favoritos (II)»