La frase que hoy puede aplicarse a la invitación a Vargas Llosa para la apertura de la próxima Feria del Libro de Buenos Aires es (sin los signos de interrogación y en francés) bella aunque también exagerada y tal vez hipócrita, además de atribuida erróneamente a Voltaire y en otros términos: «Je déteste ce que vous écrivez, mais je donnerai ma vie pour que vous puissiez continuer à écrire». La tolerancia no exige tanta máscara. Puede decirse con las palabras de Cristina Fernández según paráfrasis de Horacio González («no es concebible la vida literaria y el compromiso con la ensayística social sin un absoluto respeto por la palabra de los escritores –o de cualquier ciudadano–, cualquiera sea su significación o intención»), después de la primer carta que escribió el Director de la Biblioteca Nacional contra la invitación al reciente premio Nobel. La operación metió algún ruido en los pasillos de la «cultura nacional» y aparecieron declaraciones a favor y en contra en algunos medios argentinos, de las cuales recorto: Continuar leyendo «Detesto tus ideas pero ¿daría mi vida por tu derecho a expresarlas?»
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Mis malditos favoritos (II)
Gracias a Wimbledon que lee La Nación los domingos, descubrí este artículo de Vargas Llosa sobre Céline que expresa, insomma, lo que siento acerca del escritor antisemita y de otros reaccionarios, incluido el mismo Vargas Llosa. Es inadmisible juzgar la calidad de una obra por las ideas, las posturas, e incluso las acciones políticas, morales y religiosas de su autor a lo largo de una vida. Es como juzgar -salvando las distancias- lo que hacía Jimi Hendrix con la guitarra según el apoyo del músico al ejército norteamericano en Vietnam, Cocaine según el racismo o la simpatía de Eric Clapton por el National Front, las traducciones de Li Po y otros poetas chinos de Ezra Pound por la vara de una militancia fascista, Los reventados por la participación de Jorge Asís en el menemato, la Milonga de Manuel Flores o Funes el memorioso por el antiperonismo de Borges, Justine por los crímenes misóginos que hubiera cometido el marqués de Sade. Alguien puede ser un criminal (también de guerra) y aun así cultivar un bello jardín o construir una casa -obra de arte- sólida. Aunque repudio las intervenciones de Vargas Llosa en defensa del neoliberalismo, coincido con él en que «Céline fue, políticamente hablando, una escoria. Continuar leyendo «Mis malditos favoritos (II)»
Vargas Llosa: hablando de tiros…
¡Pum! Recuerdo Historia de Mayta, la novela del flamante premio Nobel donde se rescata un olvidado episodio de 1962, cuando un grupo armado del Partido Obrero Revolucionario (trotskista) liderado por Alejandro Mayta Avendaño, entre otros, realiza la primera acción guerrillera del Perú moderno al intentar tomar el pueblo de Jauja (un lugar auténtico, que quizá inspiró el nombre del «país de Jauja», abundancia, libertad y holganza buscado por los españoles en el Nuevo Mundo: el cielo por asalto, el paraíso en la tierra). Continuar leyendo «Vargas Llosa: hablando de tiros…»