
Con agradecimiento por haber sido invitado a dar la conferencia inaugural del Festival Internacional de Poesía de Rosario, ante todo debo advertirles que me siento un poco como un usurpador involuntario, o un ladrón al que le han abierto la puerta e invitado a entrar a robar, dado que hay poetas de extensa trayectoria que podrían estar en este lugar mientras yo tengo un solo libro de poemas publicado y algunos pocos versos inéditos que andan por ahí dando vueltas, o sea, nada que me haga sentir particularmente orgulloso o que pueda envanecerme en algún sentido. Además, tengo ante mí la responsabilidad de inaugurar este festival conferenciando sobre la poesía y el tiempo; textualmente, tal como me han propuesto en el mail de la invitación, reflexionar sobre “la potencia de mutación de la poesía para trascender los límites o territorios que se le imponen a través del tiempo”. Bueno, es un tremendo desafío porque temo que lo que yo tenga para decir sobre esta cuestión puede ser para muchas de ustedes una pérdida de tiempo.
Pero intentaré cumplir lo mejor posible la función que me toca, si bien lo único que me siento capaz de hacer es citar, parafrasear, en fin, apropiarme de lo que han dicho otras voces más inteligentes, potentes y perdurables que la mía. Aviso, antes de empezar, que cada vez que me acuerde intentaré hablar en el plural mayestático basado en la forma gramatical del género femenino. Es una convención como otras, pero que a mí me resulta más manejable que el neutro del llamado lenguaje inclusivo, no por una cuestión de prejuicios, no tengo nada en contra de la letra “e” pero creo que la letra “a” tiene más posibilidades semánticas y sonoras en ciertas expresiones. Por ejemplo, en lugar de “nosotros y ellos”, diré “nosotras y ellas”; lo prefiero al “nosotres y elles” porque me parece que suena mejor, y esto lo haré cada vez que pueda y nunca de manera dogmática. Y acerca de ellas, las poetas, artistas y filósofas a las que citaré, aviso también que lamentablemente estoy obligado a hacer un poco de name-dropping, o sea que voy a mencionar varios nombres no para mandarme la parte ni para impresionar a nadie sino porque me siento más refugiado, cobijado, bajo esos nombres ya autorizados o autorizables, pese a que a veces han formulado tesis o han escrito poemas en los que pueden encontrarse muchas contradicciones sobre qué es el tiempo y cuál es su relación con la poesía.
¿Qué es el tiempo? Time is Money, reza un viejo proverbio protestante que usó libremente Benjamin Franklin en sus consejos a un joven comerciante, o joven emprendedor, del siglo XVIII. Time is Money es ahora también el nombre de un cosmético, una sombra de ojos glaseada con reflejos metálicos, según nos informa la poeta canadiense Daphné B (en Maquillada, su libro sobre el maquillaje).
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