Feminismos y contracultura

Si la palabra «contracultura» ahora tiene o vuelve a tener sus 15 minutos de fama quizá se deba a notas como la que me hizo Javier Mattio en el diario La Voz a propósito de mis libros Indiada y Postales de la contracultura. Pero la pregunta sobre qué quedó o qué sería hoy contracultura regresa para poner en entredicho los lugares comunes: «el» feminismo podría ser hoy «la» contracultura… en algunas de sus formas. Sobre esta cuestión, acá van las respuestas completas a ciertas preguntas de Mattio por e-mail y que en parte quedaron fuera de la nota, supongo, por razones de espacio… o porque son finalmente pavadas, obviedades, frases repetidas. No sé, aquí van:  Continuar leyendo «Feminismos y contracultura»

Indiada en segunda época

Un comentario de Indiada por Matías Casim aparece en el primer número de esta revista que editan Juan Laxagueborde, Santiago Villanueva, Agustina Muñoz y Maruki Nowacki, dentro de la sección de comentarios de libros, muestras, obras, espacios de arte, etc.  «El pasado hace que no paremos de hablar de él. Sin embargo, lo trágico es que sabemos que es una idea pretenciosa» dice el primer párrafo, casi a manera de un largo título. Y continúa así:

«Imaginemos una comunidad cuya organización, luego de doscientos años de historia, es la siguiente: el amor y la sexualidad son libres. No hay un idioma oficial porque conviven una mezcla de lenguas indígenas, argentinas, porteñas y europeas. Podemos movernos sin restricciones del Pacífico al Atlántico, no hay fronteras políticas y las únicas posibles son las naturales. El comercio es libre en todo el territorio y los hijos no tienen propiedad, son criados colectivamente por todes les habitantes. La carne prima sobre la razón y el objetivo más importante que se persigue es pasarla bien, el goce por el goce. Continuar leyendo «Indiada en segunda época»

Lejano Oeste

Lala Toutonian me entrevista para Perfil Cultura, en una edición que incluye fotos del Lejano Oeste y del Cercano Sur porteño: la máxima periodística que indica «nunca dejes que la realidad te arruine un buen título» aquí fue aplicada con gran criterio, desmesura en el elogio, exageración y precisión simultáneas. Empieza así:

Están las personas que no necesitan presentación: su mera existencia las descubre. Los parroquianos observan con curiosidad a este hombre de particular estampa. Cuántas personas con el pelo teñido de verde (en clara referencia al aborto legal) habrán entrado antes al Homero Manzi, se pregunta uno. Hoy vecino del barrio de Boedo, Osvaldo Baigorria, ajeno al efecto que provoca, se dispone a responder apuradas retóricas que se enredan entre la curiosidad y el deseo de conocimiento. La contracultura, esa anatomía amoral que renuncia a la cultura social normativa, es la continuación de una dinámica de fastidio pero por otros medios. Y enfrenta a la cultura como conflicto. La contracultura condiciona el engranaje cultural dominante (social, capitalista, burgués) que penetra inculcando estigmas de pertenencia para legitimar una conducta de disidencia. Continuar leyendo «Lejano Oeste»

Después del malón

Un cuento de Indiada (editado por Blatt & Ríos, 2018) fue publicado en el blog de Eterna Cadencia :

Eran tres. Dejaron a su paso el polvo de la carretera colgado del aire. La que iba adelante manejaba sola, las otras dos llevaban cada una a un muchacho en el asiento trasero.

Detuvieron las máquinas frente a la última choza. La jefa bajó primero y abrió la puerta de una patada.

—Ah, son ustedes, chicas –el anciano Ñancul se levantó del catre restregándose los ojos cubiertos de legañas–. Pasen, pasen. ¿Quieren que les prepare un mate o prefieren café?

—No es hora de cortesías, viejo de mierda. A usted también lo vamos a saquear. Continuar leyendo «Después del malón»

Indixs, ejército y orgía

En una reseña de Indiada en Radar Libros, por Demián Paredes, se lee:
«La gauchesca, un género literario “tan artificial como cualquier otro” al decir de Borges, ha proliferado: desde sus comienzos, desde siglo XIX, con el Martín Fierro como obra fundamental, y aun antes, pasando por todo el XX, hasta nuestro presente, ha sido una lengua imaginaria escrita y reescrita incontables veces. Figuras como gaucho, campo e indio son parte del mito u origen de “lo nacional”, en donde se cruza la ficción literaria y la historia, la política y la ideología. Desde Jorge Guillermo Borges (El caudillo) y Jules Supervielle (El hombre de la pampa), pasando por Borges y Bioy, Mujica Láinez y Leopoldo Marechal, Juan Filloy, Luis Franco y, más acá en el tiempo, Sylvia Iparraguirre en La tierra del fuego, César Aira en Ema la cautiva, Guebel y Bizzio en La china, Carlos Gamerro en El sueño del señor juez, Martín Kohan en Los cautivos y muchos más, el género ha sido inspirador: referenciado y utilizado, recreado y satirizado, alterado y deformado. Indiada, de Osvaldo Baigorria, se suma (¿se monta?) ahora a la pléyade autoral que, como quería Leónidas Lamborghini, juega y parodia con el modelo.
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Más allá del código sádico

«Siempre quiero que me expliquen la organización de la literatura argentina» escribe Quintín en su reseña de Indiada en La Agenda. Sigue así: «Como nadie lo hace, intento entenderla leyendo, aunque leer confunde porque se pierde el punto de vista general de una buena teoría. Hay algo en particular que me intriga: la importancia de los indios para los nuevos escritores. ¿Cuál es la magia de los aborígenes, pueblos originarios, primeras naciones como para que una parte significativa de lo que se escribe los tenga en primer plano o como una referencia ineludible? Es cierto que hubo indios desde el principio (en Echeverría, en Mármol, en Mansilla, en el Martín Fierro) y que los indios son indisociables de la gauchesca, que también está un poco en todas partes (todo lo bueno es gauchesco, dicen por ahí a izquierda y derecha). Pero la culpa del renacimiento de los indios es sin duda de César Aira. Antes de que el público general escuchara hablar de lonkos y de machis, Aira ya había inventado en Ema la cautiva (1997) un mundo de indios patagónicos extremadamente civilizado y erótico, de dandis dedicados a la contemplación y al placer.

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Mitología beatnik y poliamor indígena

postales contracultura cippolini indiada«Indiada y Postales de la contracultura: dos libros de un mismo autor, Osvaldo Baigorria, que se editan sincrónica y quizá complementariamente (¿fue esto premeditado o solo juego del azar?) y tensionan de un modo al que no estamos aún habituados, las posibilidades de la escritura cuando su materia fricciona la memoria personal con experiencias que, en tiempos como los que corren, resultan por lo menos excepcionales.

«Podríamos referirnos, incluso, a una red-Baigorria: libros que se espejan y resuenan unos en otros, con singular efecto. Continuar leyendo «Mitología beatnik y poliamor indígena»

Pieles rojas

indiada blatt y rios

«Una pornóloga de origen esquimal y ciudadanía canadiense que había estudiado Letras en Buenos Aires podía imaginarse y producir una película erótica en la que entrarían en acción ranqueles, wichí, guaraníes, tehuelches o el resto de los originarios. Pero ella misma notaba que siempre parecía faltar algún elemento más espiritual y refinado para embellecer, o al menos dotar de cierta cualidad ética a una estética vulgar y a una industria masiva que manufacturaba la exhibición frontal, a veces bestial y directa de los órganos genitales en combinación con otros órganos, y que llamamos pornográfica por convención. Para Nakasuk/Grasa de Foca, inclinada a pensar en términos de cómo llevar una ficción a la pantalla, introducir el mundo indígena en esa escenografía representaba el problema y desafío principal». El párrafo es parte de «Entrada en materia», relato introductorio a Indiada (Blatt & Ríos, 2018).