La revolución es hoy un museo

Desde el balcón del Museo del Cabildo y de la Revolución de Mayo, abro el paraguas -como indica la leyenda de 1810- para leer fragmentos de Poesía Estatal en el marco de la actividad curada por Guadalupe Creche: «Un Cabildo Abierto. Narración poética desde el balcón del museo de la revolución», 16 de diciembre de 2021. Lucrecia Lionti colgó un pizarrón de tela y olio pastel de 1.5 x 10 metros (y colgó en su historia de Instagram esta foto que aquí aparece como captura de pantalla). Otras artistas/poetas fueron: Paula Peyseré, Rodrigo Barcos y Federico Orio (este último con su concierto en fa para la campana del museo). Como dice un fragmento del poema: «¿Se acuerdan?/ El Museo de la Memoria Selectiva del Proletariado/ El Museo del Tricentenario/ de la Revolución Cubana/ ¿Dónde estaremos entonces, compañeros, camaradas?/¿Habrá Feísbuk?». La ocasión me pareció que requería ir de traje, o algo parecido.

El malestar en la poesía

Este fue el título original de la reseña de Poesía estatal que Emilio Jurado Naón escribió para la revista Ñ  y que terminó publicada el 30/06/2017 como «En las antípodas de lo solemne». Allí se pregunta: «¿Cuál es el estado de la poesía? Los versos de Osvaldo Baigorria responden que algo de ese estado anida en el contexto –institucional, histórico– en el que los poemas fueron leídos». Naón continúa observando, con certeza, que «la capacidad que tiene un poema de `sostenerse` es una cuestión que (pre)ocupa Poesía estatal. Ante la ausencia del cuerpo que leyó los poemas, `con todos sus olores y temblores`, se levanta un andamiaje para contextualizar las partes y, a la vez, construir un aparato, un libro… Un abordaje podrido de la palabra podría resumir la ética de este poemario: una ética contra-cultural que quiere crecer en las fisuras de las instituciones –el Estado, sí, pero también la Lengua. Esta posición subversiva tiene sus mejores momentos cuando el poema se resiste en el plano de la forma». Continuar leyendo «El malestar en la poesía»

Historial de lecturas

Rodolfo Edwards reseñó Poesía estatal en el suplemento Perfil Cultura del 4 de junio de 2017. Titulada «Historia de la lectura», la reseña dice, entre otras cosas:

«A sabiendas de que la poesía se mueve en terrenos pantanosos e inestables, Osvaldo Baigorria reunió en Poesía estatal una serie de poemas nacidos de la oralidad pero que pasan con creces la prueba del papel. Aunque el autor previene: «Puede que estos versos ahora queden como esas letras de canciones que al ser impresas parecen desnudas, sin adornos, carentes del gesto y de la voz que desafina o acierta». Pero justamente ese «estado de desnudez», ese desamparo, es lo que potencia el lenguaje poético. Continuar leyendo «Historial de lecturas»

Los gestos de la voz

Así se titula la entrevista que me hizo Augusto Munaro para el diario Los Andes. Por razones de espacio, supongo, no salieron algunas preguntas y respuestas de la original, realizada vía mail; entre ellas, las que indagan sobre cierta idea de deconstrucción y sobre el Post-scriptum del libro, ya cerca del final. Lo que aquí sigue es la entrevista completa en su formato de origen:

Osvaldo, según cuenta la leyenda, Poesía Estatal tuvo su génesis en la placita Boris Spivakow del Museo del Libro y de la Lengua.
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Versos para leer en voz alta

Así se titula la reseña de Poesía estatal que escribió Mario Nosotti en Los Inrockuptibles de mayo 2017. Allí se lee:

«A lo largo del tiempo, Osvaldo Baigorria ha venido transitado géneros diversos (novelas que son crónicas autobiográficas –Correrías de un infiel,2005-, biografías excéntricas –Sobre Sánchez,2012-), casi siempre para interferirlos y renovarlos. Sus libros son habitualmente intervenciones en lo que, a través de la desacralización,  la irreverencia y la más descarnada honestidad, el autor nos arroja su versión de un estado de cosas.

«En este caso, otra vez, no se trata del habitual libro de poemas, sino de versos compuestos para ser leídos en público en distintos espacios (institucionales y no tanto) a lo largo de cuarenta años. Poemas de ocasión, entonces, que según nos advierte el autor, probablemente no se sostengan en el papel, como letras de canciones exhumadas de su música. Y sin embrago, para el lector que curioso se interne en estas páginas, los poemas construyen su propio universo. La lengua es para Baigorria una oportunidad de juego y experimentación, de tensar límites, pero además de generar encuentros, vínculos. Cantos intraducibles, mensajes libertarios, invitaciones a la desobediencia, lo anárquico que se abre al mestizaje donde se dan la mano Adorno y la gauchesca, donde dialogan Ginsberg y Perlongher,  y sobre todo el humor -un humor que puede ser denso y cavernoso, obsceno y gástrico-  cuya misión es corromper toda falsa importancia, alivianar el peso colosal que se nos viene encima al escuchar palabras como Estado, Cultura, Militancia, incluso la palabra poesía (“no tengo la más parietal, puñetera, fucking idea / de si esto es o no es…poesía”). Continuar leyendo «Versos para leer en voz alta»

Poesía estatal ilustrada

La idea de armar un libro con versos propios que leí en público comenzó a concebirse a partir de una «noche de los museos» de Buenos Aires en 2012, dentro del ciclo Plaza de la Lengua que coorganizaba junto a Ariel Idez en la placita Boris Spivakow del Museo del Libro y de la Lengua, que por esos años tenía de directora a María Pía López. Aquella noche propuse como actividad especial hacer una lectura con micrófono abierto, con lista de inscriptos (se acercaron muchas personas amigas) y cuando llegó mi turno leí fragmentos de ese largo verso que más tarde, ampliado, dio título a este libro.

El criterio para esta edición fue reunir poemas escritos ad hoc, para ser leídos en determinado tiempo y lugar, a lo largo de cuatro décadas. Podría decirse que componen un libro casi documental, ilustrado con algunos dibujos que hice sin pensarlo mucho, años atrás, en ratos que no tenían relación aparente con estos textos, cuando ni se me pasaba por la cabeza imaginar que esos trazos hechos al correr del lápiz o la birome podían llegar a ver la luz o la oscuridad del papel impreso.

A veces digo versos y no poemas porque me parece que la mayoría de los que integran esta selección bien podrían quedar en el paso a nivel o terreno de esas letras de canciones que al ser impresas salen como desnudas, a la intemperie, carentes del gesto, de la voz que desafina o acierta, del ritmo visible de la respiración en escena. Como materia prima sin valor agregado. Pero en esto puede que me equivoque.

También digo versos y no poemas por alguna otra razón que no sé explicar. Pasa como con los chistes (la poesía también puede ser un chiste, y viceversa). No sé qué es la poesía, pero si hay que explicarla ya no será poesía. Continuar leyendo «Poesía estatal ilustrada»

Poesía estatal (II)

Otro fragmento de Poesía estatal (I), leído en Plaza de la Lengua durante la noche de los museos 2012; cuando este video casero llegue a su final de corte sin editar, se puede seguir ese enlace. También se puede escuchar/leer primero el último fragmento; no altera. Falta el fragmento del medio, todavía in progress (esta explicación parece un chiste groucho-marxista, pero si me hacen caso, tendrá sentido).