Versos para leer en voz alta

Así se titula la reseña de Poesía estatal que escribió Mario Nosotti en Los Inrockuptibles de mayo 2017. Allí se lee:

«A lo largo del tiempo, Osvaldo Baigorria ha venido transitado géneros diversos (novelas que son crónicas autobiográficas –Correrías de un infiel,2005-, biografías excéntricas –Sobre Sánchez,2012-), casi siempre para interferirlos y renovarlos. Sus libros son habitualmente intervenciones en lo que, a través de la desacralización,  la irreverencia y la más descarnada honestidad, el autor nos arroja su versión de un estado de cosas.

«En este caso, otra vez, no se trata del habitual libro de poemas, sino de versos compuestos para ser leídos en público en distintos espacios (institucionales y no tanto) a lo largo de cuarenta años. Poemas de ocasión, entonces, que según nos advierte el autor, probablemente no se sostengan en el papel, como letras de canciones exhumadas de su música. Y sin embrago, para el lector que curioso se interne en estas páginas, los poemas construyen su propio universo. La lengua es para Baigorria una oportunidad de juego y experimentación, de tensar límites, pero además de generar encuentros, vínculos. Cantos intraducibles, mensajes libertarios, invitaciones a la desobediencia, lo anárquico que se abre al mestizaje donde se dan la mano Adorno y la gauchesca, donde dialogan Ginsberg y Perlongher,  y sobre todo el humor -un humor que puede ser denso y cavernoso, obsceno y gástrico-  cuya misión es corromper toda falsa importancia, alivianar el peso colosal que se nos viene encima al escuchar palabras como Estado, Cultura, Militancia, incluso la palabra poesía (“no tengo la más parietal, puñetera, fucking idea / de si esto es o no es…poesía”).

«El inventario de improbables museos que “Poesía Estatal” – el poema que vertebra y da título al libro-  pone en marcha puede leerse como metáfora de una mitología personal-la de Baigorria- cuyas marcas vitales (políticas, estéticas, plagiarias, insumisas)  los poemas recorren, como desempolvando épocas idas cuya energía afectiva vuelve a circular.

«El libro –que incluye dibujos del autor cuyo trazo mutante parece obedecer a la propia pulsión-  cierra con un “ post- scriptum” que  da cuenta de los eventos en que los poemas fueron desplegados, algo que aunque parezca meramente informativo es otro pliegue más  de esa descolocada referencialidad autobiográfica que Baigorria viene cultivando. Como el poema en que un amigo vuelto de California traduce la expresión “beat the reaper” como  “esquivar la guadaña”, la impronta de este libro podría resumirse en otro de sus versos:  “la noche es una sola, ¡aprovechen!”.

Se lee junto a fragmentos del libro en el blog Música Rara.