Imanol Subiela reseña Poesía estatal en Campotraviesa. Así escribe:
- Del Estado tengo dos imágenes muy presentes. Por un lado, el Estado municipal de mi ciudad natal, Trelew: un entramado de olor a cigarrillo, muebles de melanina vieja, pésimo diseño gráfico, gente de más de cincuenta años y una sensación de que el tiempo no pasa. Por otro lado, el Estado de la Ciudad: edificio moderno de concreto, buen equipo de diseño y comunicación, gente joven y una idea de “progreso”, de “cambio”. En el Estado del interior me siento mejor, siempre hay algún que otro pariente o amigo que hace que la cosa avance… o que te convida a un pucho para fumar en algún pasillo. En el otro me siento un extranjero y nunca sé cómo manejarme.
Ahora sumo otra imagen más, la que construye Osvaldo Baigorria en su último libro, Poesía estatal,editado por Ivan Rosado. El libro es como un diario escrito en verso: recopila una serie de poemas que Baigorria leyó en público entre 1971 y 2014. Ordenados cronológicamente crean una imagen de un Estado más desordenado, más anárquico, pero en el que también hay lugar para algunas tradiciones, como pueden ser una serie de coplas nostálgicas y con errores de ortografía.
En ese Estado que se inventa Baigorria hay lugar para los museos más extraños del planeta, para definiciones de diccionarios y haikus. ¿Cómo sería una municipalidad de ese Estado “baigorriano”? ¿Estaría más cerca de ser una oficina del interior que de Capital? Ni una ni la otra: Baigorria comparte momentos de sus últimos cuarenta años de vida que difícilmente pueden ser encasilladas en una oficina estatal (lo más parecido pueden ser las oficinas de migraciones por las que pasó para entrar a Canadá o Estados Unidos).
- Nunca leí algo en vivo. Asistí y organicé ciclos de lectura, pero jamás leí algo en vivo, ni propio ni ajeno. Hay autores que me gusta más escucharlos que leerlos. Lo importante de escuchar es elinstante, no hay manera de retener todo lo que se está leyendo con lujo de detalle y se corre el peligro de perderse algo por culpa de ese segundo en el que te distrajiste. Baigorria combate esa distracción y vuelve eternos estos pocos poemas que alguna vez leyó en público.
Pero Poesía estatal no solo eterniza estos poemas, sino que también trata de revivir los momentos en los que fueron leídos. El libro tiene una especie de epílogo en el que el autor cuenta cuál, cómo y cuándo fue el momento en el que se leyó originalmente ese poema.
El Estado de Baigorria es un Estado generoso porque, al igual que una cápsula del tiempo, nos trae al presente relatos, imágenes e historias de años pasados. “Espero que al menos estos poemas que aquí presento se sostengan sobre cada página como evocaciones de aquellos momentos frágiles, únicos e irrepetibles”, afirma Baigorria en una suerte de prefacio.
Pero, aunque se pierda ese instante de lectura en vivo (la aparición del cuerpo), esta compilación va a dar origen a nuevos instantes de lectura y quizás, en un futuro, haya otra compilación de Poesía estatal, pero esta vez con versiones de estos poemas, y así sucesivamente, hasta lograr que un grupo de poemas rompa con el tiempo y el espacio.
Publicada en revista Campotraviesa nro. 12, invierno de 2017, Buenos Aires.
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