Llegó carta de Perlongher

Una de las primeras cartas que mandó Néstor Perlongher en 1977 desde La Tablada, Buenos Aires, a la comunidad rural de Argenta, Canadá, donde vivíamos las destinatarias, fue leída en parte durante la jornada Navidad Barrosa de diciembre de 2020, Museo del Libro y de la Lengua, en la que participé por invitación de María Moreno. Algunos fragmentos pueden escucharse en este video interferido por el viento de aquella noche inesperadamente fría de diciembre en la placita Boris Spivakow o Plaza de la Lengua. La carta, en su totalidad, a continuación:

Le Tableau, Parti du la Massacre, Pascua de Resurrección [i]

Querida Concha de los Milagros

Perdóname si he tardado unos días en contestar tu esmerada carta, que tanta labor te ha demandado, entre el frío y los osos y es práctica de la poliandria que, estoy seguro, no debe dejarte tiempo para nada. De seguro hasta el papel estarán fabricando, hacedores del pan y ordeñadores de la leche. Yo todavía no lo puedo creer, no puedo creer que hayan realizado vuestro viejo proyecto, aquel que barruntaran en esos lejanos conciliábulos de 2001. Así que de nuevo mi admiración y mi envidia y también mi alegría, porque tu carta, concha, trasunta alegría de vivir, y no es ninguna joda, ese es un bien prácticamente inexistente aquí, en un país tan castigado por tormentas no precisamente meteorológicas.

Tu relación no me resulta del todo clara, esas costumbres primermundistas nos hacen aún abrir los ojos de azoramiento a estos atrasados subdesarrollados, pero me apresuro a mandarte mis buenos augurios de felicidad; lo que jamás he de perdonarte es que no me hayas mandado la participación. Ella decía: “los novios se saludarán en el atrio, en la vereda, o en la orilla del lago congelado, entre la mirada atónita de los renos, los búfalos bilis y los esquimales desde sus iglús”.

Aquí en Le Tableau –territorio que, al igual que el Quebec, aún añora la colonización francesa- ya empezó el frío, y como carecemos de estufas –nos gastamos todo en aros y en rimmel- estamos ambos refugiados en la cocina, escribiendo los dos a máquina, Eva escribe pedidos de empleo, rogando por una nueva esclavitud. Yo estoy laburando como siempre en encuestas y me va más o menos; me alcanza para polenta los jueves y porotos los domingos. Está todo infinitamente caro aquí y no tenemos esa exuberante naturaleza de la que gozas, oh Concha.

Noto que has mandado a talar árboles al desdichado Oswald, mientras tú, poseedora de esos pactos con Dios que irritan a los sacerdotes, te solazas en la intimidad de tu cabaña; nada me cuentas de esos leñadores que, seguramente, te visitan, cual caperucita canadiense. Nosotras en cambio, desdichadas, somos raramente frecuentadas; pocos se animan a arribar a este apartado páramo, que queda cruzando un camposanto hebreo.

Uno de los problemas que retacean mi eventual traslado al Canadá es: habrá allí algún amable ser que quiera compartir mis soledades? Veo que vos has arreglado muy bien ese importante aspecto de tu vida, pero ya me veo corriendo histérica a los búfalos o trasladándome al cine del pueblo más cercano, huroneando desesperadamente entre las filas.

No estoy tan mal como hace un tiempo, pero tampoco bien del todo; pienso que ello es más o menos imposible en este estado en que moramos. Mis urgencias por emigrar se acrecientan de a ratos. Prosigo lentamente el aprendizaje del inglés, idioma que aborrezco.

Seguiré tus consejos en cuanto a mis negocios, y esperaré un tiempo más hasta tener todo más o menos arreglado. Oh ya no quiero entretenerlos más con esta historieta recurrente. Sin embargo los necesito. Les agradecería me enviaran ya la dirección de esos amigos sanfranciscanos, por si de súbito se me ocurre un viaje[ii]. Dominan solo el inglés? En ese eventual caso, cómo deberían darse los contactos? A qué nivel me bancarían? Quiénes son, a qué se dedican? (estas preguntas suenan muy mal, pero alto tengo que saber acerca de ellos)

A qué se debe, además de a su defoliación, el súbito silencio de O.? Qué has hecho de él, pícara conchita? Lo has deglutido?

Aquí estoy un poco aislado, debido a que carezco de teléfono. Me he peleado definitivamente con mi familia y no tengo ninguna noticia de ellos desde hace meses. Veo de tanto en tanto a Norma y Pablo[iii], que se han portado muy bien conmigo, atestiguando ciertas decencias. He cambiado de lawyer, debido a las tropelías cometidas por el primero, y ahora soy defendido por una joven muy piola.

De pronto tengo mucho laburo, y de pronto me aburro a horrores. Oh estoy haciendo una vida tan tonta! Yo que amo las cosas locas, vertiginosas, ese ritmo que me narrás y el cual parece darse en medio de la estepa polar y no en esta urbe monstruosa. Te rogaría que me contaras más en detalle, pues no conozco mucho acerca de tus compañeros de comuna, quiénes son, qué piensan.

Yo estoy retomando lentamente mi vida social, claro que no en la calidad y en la cantidad que antaño. Por momentos me como grandes bajones; otras veces opto por no pensar en los horrores de mi vida, y más o menos me soporto. Pero creo que si sigo subsistiendo así, no llego a los 30. Y te lo digo muy en serio. A veces me dan unas ganas de amasijarme que no pueden ser. Es que vivo una vida muy vacía, sin sentidos, sin alegrías, todos paranoicos, me veo cada día más viejo y más feo. Tengo confianza que un cambio de hábitat me reanimará –pero por momentos se me ocurre que esa es una esperanza escapista y nada más. No sé por qué me sincero con vos de esta manera, tirándote este bajón depresivo. Pero creo que ustedes son de los mejores amigos que tengo, de los pocos que me quedan. Cuando pienso en la gente que se ha borrado, en las cosas que he perdido (por ejemplo mi departamento). Bueno, basta de pálidas.

Espero que me escribas superrápido y que me perdones estas confesiones de pésimo gusto. Dame más noticias de O., si es que no ha quedado plantado en la nieve. Muchos saludos a Jay, Chance tu salvador y a la inglesa romántica.

Grandes besos grandes abrazos de

                                                         Rosa


[i] Sin fecha. Por esta y otras referencias, calculo que fue escrita en abril de 1977. Estaba dirigida a Milu bajo el seudónimo «Concha de los Milagros». El «2001» al que alude más abajo es la revista 2001.

[ii] Alude en forma velada a tener que partir al exilio de apuro; Perlongher carecía de recursos para que “de súbito” se le ocurriera viajar en avión a un destino como San Francisco.

[iii] Norma y Pablo Lamas.