Aira en la Biblioteca

cesar airaSilvina Friera toma prestada la expresión «tribus de raza aira» (que aparece también en Indiada) de mis respuestas a su entrevista para titular la nota de portada del suplemento Espectáculos de Página 12 de hoy.

Para la nota también fueron entrevistadas Mauro Libertella, Fernanda García Lao, Ana Ojeda. Mis respuestas completas a las preguntas de Friera sobre lo que significa Aira, cuál fue la primera de sus novelas que leí, si es posible leer todos sus libros por completo (100 por el momento) y qué fragmentos voy a leer hoy en esta escena en la Biblioteca Nacional, fueron las siguientes:

Aira significa algo así como era Borges en el lugar del gran escritor que marca una línea de exigencia, como el mismo Aira ha dicho respecto a ese discutido maestro. La presencia de Aira en la literatura argentina pone una vara tan alta para quienes escriben en este país que es al mismo tiempo una bendición y una maldición, una maldición estimulante porque él lo hace tan bien que uno siente que debe esforzarse y no hacer cualquier cosa, para citar o parafrasear sus propias expresiones sobre Borges, aunque reconozco que a mí también a veces me sale cualquier cosa.

Lo primero que leí fue su primera novela publicada, Ema, la cautiva, de 1981, ya que de Moreira me enteré mucho después y la leí en fotocopias a causa de los avatares de aquella edición de Achaval Solo postergada desde 1975. De Ema… me impresionó la inteligencia con que rompía los estereotipos de la narración de cautivas, construyendo una cautiva que no se comportaba como tal, en una Pampa y una Patagonia con bosques y animales prodigiosos, con indígenas que eran artistas e intelectuales, criaban faisanes, vivían en palacios, jugaban con el dinero fabricado en una imprenta del fuerte de Pringles y filosofaban sobre cuestiones que Aira luego continuaría en otros libros: la indiferencia, el ocio, el vacío y lo lleno.

No me parece imposible leer 100 libros si uno tiene una expectativa de vida como la del lector promedio de hoy. Lo difícil, o lo raro, es concentrarse en un solo autor pero eso pasa con los mejores en literatura, especialmente ante las distracciones que aparecen todo el tiempo, noticias, webeadas, Netflix y otras plataformas para el entretenimiento. De todas maneras, a alguien perezoso como yo le conviene pensar que no hay obligación de leerlo todo, ya que el criterio siempre debería ser el placer que produzca cada libro. Si alguno no me resulta placentero, lo dejo. En general, Aira nunca me ha defraudado y creo que a la larga uno podría terminar leyéndolo todo si vive lo suficiente, ¿no?

Voy a leer fragmentos de Entre los indios, otra de sus novelas de indios donde aparecen esas tribus que llamo de “raza aira”, esos indígenas fabulosos, meditativos, que no trabajan, viven como aristócratas incluso en la pobreza y que en cierto sentido evocan a los ranqueles de Mansilla pero con la libertad de una imaginación que ha sido fuente de inspiración para mis propias ficciones, investigaciones y deseos sobre aquel mundo perdido en los laberintos de la historia.

festival cesar aira

La nota completa se lee por acá.