Los tonos de la voz de Néstor Sánchez

«En el adolescente en mí existió en un momento determinado la necesidad intrínseca de no confiar en la vida; los demás se procreaban, formaban un hogar, iban hacia adelante, es decir, iban hacia su muerte. Existió la necesidad, un día cualquiera, de reconocer que tal vez iba a permitirme, por la noche, por la noche tarde, ir a una plaza pública y aullar hacia el espacio porque, evidentísimamente, la contradicción entre el amor por la vida y la inutilidad de vivir, el sinsentido colosal de la vida, era insalvable«.

Es la voz de Néstor Sánchez en el audio de la entrevista que le hizo Marta Gallo en California en 1984, entrevista que utilicé como fuente primaria de mi investigación para el libro Sobre Sánchez, luego de que Gallo me la enviara en un casete de cinta de 120 minutos. Hoy, recién digitalizada, puede escucharse completa en la sección «Su voz» de la página que Claudio Sánchez organizó en homenaje a su padre: Néstor Sánchez escritor.

Celebremos la aparición de este nuevo sitio web para la presentación de documentos raros e inhallables de y sobre Sánchez. Entre textos inéditos, cartas manuscritas, reseñas críticas y otras informaciones, la página presenta esa sección donde puede escucharse la voz literal -no necesariamente literaria- de Néstor Sánchez en charlas de café grabadas por su hijo y en fragmentos de la entrevista que le hizo Carlos Riccardo para el libro El drama sin atenuantes.

De estas últimas conversaciones me gusta rescatar un fragmento que tiene otro matiz:

«Hay un momento en que se descubre el mar en quien vive lejos del mar, como nos pasa acá en Buenos Aires. Se descubre el mar y hay una especie de deslumbramiento de los sentidos, para decirlo de algún modo; como cuando se está en contacto sexual con la mujer verdaderamente bella, o casi bella -no es lo mismo estar con cualquiera-. Sucede con la música, qué se yo, sucede con la lluvia, las adhesiones rarísimas, dentro de las limitaciones. La lluvia, desde mi infancia, que llueva y que esté acostado en la cama, es una especie de estado así, primordial, en que el chucho, el chucho primordial que no está protegido… pero qué quiere decir ese chucho primordial no protegido, que podría ser también orinar a la intemperie, mirando estrellas; claro, es un acto absolutamente bendito que parece que está destinado a ser protegido por la tierra. Bueno, yo lo llamo el instante de un meo, por esa consustancialización».

Podría elegir un pasaje diferente y otro sería el tono; podría mantener la puntuación que utilizó Carlos Riccardo en el original y otra sería la respiración. Uno escoge, recorta, presenta a la lectura. Riccardo grabó esas charlas entre enero y marzo del 89 y, según me dijo en entrevista personal, intentó mantener el léxico, la vacilación fértil de la voz de Sánchez.

Por su parte, Marta Gallo, quien conoció al escritor que había dejado de escribir siendo profesora del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California en Santa Bárbara, también transcribió las respuestas de su entrevistado en un material impreso que, al cotejarse con el audio, despliega las dudas y oscilaciones de una voz que mantiene su ritmo pero presenta otras inflexiones y distinta coloración.

Preguntas de quien transcribe: ¿Qué cambios sutiles provoca el poner la coma, el punto y coma o el paréntesis de un discurso oral en un escrito? ¿Y el subrayado, el énfasis mío sobre el texto del otro? ¿Percibimos bien las pausas, la respiración, el hálito del que habla? ¿Cuál es el recorte de la propia mirada, el lugar de la escucha ante esa voz ajena?