Mejor se garcha en la pampa

correrias de un infielAdaptación y vuelta de tuerca al título que iba a poner Javier Gasparri a su artículo «Mansilla: La promiscuidad de los cuerpos» donde aparece este comentario a Correrías de un infiel:

“Mejor se coge en la Pampa” fue el primer título dado a este trabajo, aún sin desconocer el posible anacronismo impertinente del término “coger” en el siglo XIX y en la literatura de Mansilla. Sin embargo, además del mérito efectista, tenía una serie de motivaciones específicas. Por un lado, era el modo de poder retomar la magnífica expresión de Mansilla (“mejor se duerme en la Pampa”) para imprimirle una torsión o un desvío en relación con lo que no se interesó en articular, además de ser también una imitación –cual enrarecido homenaje- del inspirador ensayo de Cristina Iglesia que toma esa frase de Mansilla como título. Y por otro lado, este trabajo contemplaba una indagación –finalmente no efectuada- por el texto Correrías de un infiel, de Osvaldo Baigorria, donde luego de un siglo la frase sí pudo afirmarse (no necesariamente de modo literal pero sí en su concepto). De allí, entonces, una suerte de arco en torno a la valoración de la sexualidad entre los indios: Mansilla es el reverso negativo, o el silencio elocuente, de esta frase-señuelo que luego Baigorria sí formula mediante su regodeo festivo. Y la ocasión para hablar de esa narración de Baigorria no se haría esperar. Muy poco tiempo después de exponer este trabajo, tuve la grata tarea de comentar, en las Jornadas Internas del Centro de Estudios de Literatura Argentina (UNR), un iluminador ensayo de Sandra Contreras, “Los tiempos de Lucio V. Mansilla” (publicado finalmente en Contreras 2014), el cual se detiene en los diferentes retornos de Mansilla en el siglo XX, y repara en el relato de Baigorria en cuestión. Del estimulante diálogo con Sandra, mi comentario sobre Correrías de un infiel fue que, por supuesto, “completa los puntos suspensivos que Mansilla había insinuado”, en relación con los placeres en el desierto, pero además lo lleva más lejos en el gesto indagador: la novela de Baigorria comienza allí donde Mansilla se detiene: en el espacio de la orgía y la poligamia. Claro está que Baigorria escribe su relato con el siglo XX y sus propias vivencias tras de sí, por eso la imaginación del desierto con la que nos encontramos está procesada por las corrientes contraculturales y libertarias (lo que vuelve, entonces, sería menos un desierto con Mansillaa caballo que una road movie, o un Mansilla-beatnik, o procesado con Kerouac). A partir de allí se comprende la alusión al “fifí” de Mansilla en la novela: como el reclamo de un libertario hacia un liberal. Por eso, el imaginario que permea la novela de Baigorria se hace presente a partir de lo que él mismo entenderá como amor libre, para lo cual “se necesitan dosis parejas de inocencia y experiencia” (que no deben confundirse con ingenuidad y cinismo, respectivamente), y cuyo principio no está dado por la mera posibilidad de tener múltiples relaciones sexuales sino por la de “amar a varias personas al mismo tiempo” (Baigorria 2006: 7 y 11). En este sentido, Baigorria se muestra atento a las complejidades, tensiones y fragilidades de “la conflictiva pareja de Eros y Anarquía”. De lo que se desprende que, enla novela, el salvaje funciona menos como un “ideal” de humanidad libre para poner en crisis la cultura oficial opresiva, que como una auténtica transfiguración imaginaria corporalizada, es decir, provista de cuerpos (deseantes y deseables) en uso y de carne en movimiento. Y al mismo tiempo, sí hay algo de crítica intracultural, que ya no será la torsión civilización-barbarie como Mansilla, sino la crítica a los estilos de vida (monogámicos, conservadores, institucionalizados, etc.). Finalmente, Mansilla vuelve en Baigorria en ciertas operaciones de escritura: no tanto en el tono (claramente autoirónico en Baigorria, que puede deberse a cierta recuperación de la línea libertina), sino en el modo de hacer ficción: de la propia vida al relato (autoficción), al ensayo y a la conversación digresiva con el lector.

Gasparri, Javier. “Mansilla: la promiscuidad de los cuerpos” fue expuesto en el II Coloquio Internacional “Saberes contemporáneos desde la diversidad sexual”, Rosario, 27 y 28 de junio de 2013.

El ensayo de Sandra Contreras al que se alude hace una inteligente observaciòn sobre la autoironía en Correrías… pero se equivoca al confundir «placer» con «goce». Es este ùltimo el que el narrador invoca cuando especula sobre el salvaje destino de la cautiva en el desierto.