Malena Rey reseña Sobre Sánchez en Los inrocks. Dice:
En su libro Cómo se escribe una vida, el escritor inglés Michael Holroyd apunta que a diferencia del siglo XIX, los biógrafos del siglo XX aprendieron mucho de los novelistas: “La biografía comienza a tener tantas formas como la ficción: existe como investigación detectivesca, como melodrama, como pastiche, como viaje físico y metafísico, como historias de no ficción interrelacionadas. (…) La biografía literaria puede proporcionar narrativas paralelas a las novelas”. En esa narrativa paralela, que bordea la figura del biografiado pero a su vez se construye diferenciándose de su objeto, puede situarse el último libro de Osvaldo Baigorria.
Primero se iba a llamar The Néstor Sánchez Experience, con un guiño a Hendrix y a la década del sesenta; después mutó a La condición de la experiencia, más formal y con cámara de ecos; y terminó siendo Sobre Sánchez. Así, a secas, se presenta esta particular biografía que tiene al escritor argentino Néstor Sánchez (1935-2003) como protagonista. Pero no es excluyente, porque desde la primera página Baigorria (escritor, periodista y docente argentino, autor de dos novelas, de varios libros de ensayo y de compilaciones sobre la obra de otro Néstor, Perlongher) nos advierte que sus caminos están cruzados: el libro puede leerse de corrido, siguiendo el hilo de la investigación sobre la historia de Sánchez, o salteado, hacia atrás y hacia adelante, atendiendo a las “notas” donde de lo que se trata es de las peripecias del propio Baigorria y de su experiencia de escritura sobre otro. Entonces, ese “sobre” del título, puede ser tomado como un “en torno a”, pero también como un “junto a” Sánchez. Ricardo Strafacce dice en la contratapa –esta biografía porosa tiene como antecedente la suya, monumental, sobre Osvaldo Lamborghini, ambas publicadas por Mansalva–, que se trata de dos libros: de una biografía parcial y de una autobiografía sesgada, pero también de dos vidas que se tocan en este volumen, que se dimensionan y revisan juntas.
Incómodo, enigmático y poco leído en las últimas décadas, Néstor Sánchez tuvo una vida errática. En pleno ascenso literario, con tres novelas publicadas, decidió abandonar su trabajo y su familia para convertirse en devoto del extravagante método Gurdjieff de evolución espiritual y observación de sí. De los Estados Unidos a Europa y de vuelta a América, a Sánchez se le pierde el rastro durante muchos años y vive en la calle como vagabundo. Para aproximarse, Baigorria explicita los dos interrogantes que funcionaron como guía para su libro: ¿cómo fue su vida en los años de “desaparecido” de la industria editorial y de clochard por las ciudades del Norte? y ¿cómo empezó a gestarse su renuncia o abandono de la escritura mientras estaba en camino a la consagración? Las respuestas a estas preguntas funcionan como supuestos, porque a su entender “la biografía es un género tramposo: no se puede escribir sobre una vida –a menos que se la toque por encima, como si se improvisara”, de allí que el texto de Baigorria tenga como antecedente las escuchas de free jazz por parte de Sánchez, quien se refería a la escritura con los criterios de un músico. La recurrencia del pensamiento sobre la muerte, la negación casi absoluta a “estar en la literatura”, el carácter fuerte, el peregrinaje, y sobre todo, el desacato: la experiencia de Sánchez, introspectiva, se vuelve más interesante y compleja a medida que Baigorria desovilla con elocuencia lo que percibe de sus lecturas y de los testimonios de distintos entrevistados (Ruy Rodríguez, camarada de los años de la revista Opium, Tamara Kamenszain, Hugo Savino, Claudio Sánchez, su hijo, entre otros). Pero también da la impresión de que el personaje se le escapa. Al fin y al cabo, ¿cómo se hace para aprehender una vida ajena por medio del lenguaje? Dice Baigorria en el libro: “Me voy de tema, pierdo la pista, me deslizo o desbarranco; parte de los efectos de acercarme a una figura tan extrema de escritor o ex escritor como la que tengo enfrente, es el derrape. Quizá no estaba preparado para encarar la tarea, no tenía el training, la sensibilidad adecuada. Igual yo remo”. En este sentido, Baigorria no especula ni interpreta sino que entiende la vida de Sánchez como la suya propia, como una búsqueda, un camino que se transita y del que cada cual extrae sus vivencias y enseñanzas. No hay en el otro una clave que descifrar, pero sí una lectura atenta y personal de sus libros: “A Sánchez hay que leerlo: no se lo puede explicar”, dice. Así, nos enteramos por ejemplo de que le costó terminar Cómico de la lengua, de que su propio libro fue mutando de forma, o de que se siente incómodo cuando se acerca demasiado, justamente, a una explicación (“Quien soy yo para ponerme a hablar de sus aciertos y equívocos”, expresa). En estas idas y vueltas sobre su objeto, el libro puede leerse también como una crónica sobre su propia escritura. Y el resultado es valioso: más cerca de la libertad del novelista que de las ataduras del biógrafo, Baigorria no oculta ni solapa ocurrencias sino que las comparte, las explicita, muestra los hilos al narrar, y no invade la intimidad de Sánchez ni saca conclusiones ampulosas. Más bien se arrima a quien podría haber sido un par. Este gesto se le agradece al biógrafo: ante todo, el respeto y la sinceridad, lejos del chisme y del dato.
La otra materia de la que está hecho Sobre Sánchez y que va adquiriendo un protagonismo mayor es su propia vida, la de Osvaldo Baigorria. El relato de un viaje a Canadá para vivir en comunidad, una pareja abierta, la experimentación con drogas, el encuentro cara a cara con un grizzly bear o su residencia en el Delta son contrapuntos necesarios para lidiar con el hermetismo y la oscuridad de Sánchez. En su totalidad, el libro se lee y disfruta como si se tratara de una ficción, echa luz sobre una escritura experimental y rítmica que hasta el momento parecía bastante ilegible (“era un poeta al que no se le daba la escritura de poesía, o al que la poesía solo se le daba, se le entregaba en prosa”), y se convierte en punta de lanza para que terminemos queriendo volver sobre las novelas de Sánchez, cosa bastante poco factible hasta hace algunos años. A la reedición de sus libros clave en la editorial Paradiso (Cómico de la lengua, El amhor, los orsinis y la muerte, Siberia blues) se suma ahora la de su primera novela Nosotros dos (Mansalva), y un volumen de conversaciones del autor con Carlos Riccardo (El drama sin atenuantes, Letranómada), todos títulos que se resignifican a la luz de Sobre Sánchez, porque aporta las piezas que faltaban para terminar de armar el rompecabezas sobre la vida del autor de estas obras. Si Sánchez decía que dejó de escribir porque “se le acabó la épica”, en Sobre Sánchez parece haber épica para rato.
–Malena Rey
El artículo original se consigue en la edición impresa de Los inrockuptibles de marzo o por acá. La primera entrada de esta serie acerca del género «post» de Sobre Sánchez está en Cómo escribir una bio después de Strafacce.