
Juan Pablo Cinelli comenta Según en el diario Tiempo Argentino. Entre otras cosas, dice que «se trata de textos amputados del contexto original en el que sus autores los concibieron, a los que Baigorria consigue infundirles un sentido unitario, propio, igual que los dioses le insuflaban vida a unos muñequitos de barro con solo soplar sobre ellos. Pero no es ese el único recorrido posible, sino que también la contigüidad de los fragmentos va generando tramas, líneas internas en las que es posible encontrar diálogos, acuerdos y discusiones.
«Aunque el título del libro deja bastante claro el carácter de su contenido, el lector debe mantenerse atento. No vaya a ser que le pase como al que firma esta página, que por andar leyendo apurado terminó cayendo en la módica trampa que el autor les propone a sus lectores desde la tapa. Un juego de palabras que, con solo saltearse unas pocas letras del título, puede provocar que uno termine creyendo que lo que acaba de leer es una “autobiografía”.
«La diferencia entre esta palabra y la que efectivamente Baigorria utilizó para bautizar a su libro es de apenas tres letras. Pero la distancia que media entre lo que ambas evocan implica mucho más, un abismo capaz de alterar la forma en que los lectores percibirán la obra. Una disrupción que parece mínima, pero que genera sentidos, los multiplica, haciendo que leer el libro valga aún más la pena».
El comentario es brillante y elogioso, pero debo aclarar que en el libro hay otras trampas para una lectura apurada. además del juego de palabras entre «autobiografía» y «autobibliografía». El «prólogo» es autoficcional: hay un personaje (Lectorx) que toma extractos de los libros de su biblioteca. Hay alguna reescritura de textos ajenos pero también hay citas estrictamente textuales. Hay apostillas propias y ajenas...
El comentario de Cinelli, publicado en Tiempo el 27 de agosto de 2023, se lee in situ por acá.
Un comentario en “La voz propia y la cita ajena”
Comentarios cerrados.