
–¿Cómo fue el proceso de investigación para En Pampa y la vía?-pregunta Nicolás G. Recoaro en esta entrevista para Tiempo Argentino.
-Todo empezó cuando en el ´95, desde la editorial La Marca, me proponen producir una antología con diversos argumentos sobre la “sociedad del ocio”, que luego titularía “Con el sudor de tu frente”. Allí reuní textos de dos series de tradiciones críticas respecto al trabajo. Por un lado, una crítica al trabajo más bien clásica que defendía la libertad de espíritu en la vida cotidiana para cultivar el ocio. Por otro lado, una crítica anarquista que venía de los comienzos de la revolución industrial y que cuestionaba al trabajo que hacía girar la rueda del capitalismo. En la historia de las ideas, ambas críticas coincidieron en denunciar la deshumanización y enajenación del trabajo. De modo que compilé textos que ponían en diálogo a esas dos tradiciones críticas, una elitista y otra anarquista, escribí un prólogo y presentamos la antología. Paralelamente, junto a Christian Ferrer, Guido Indij y Carlos Gioiosa (“Cutral”) pusimos en escena algo así como un gesto de agitación mediática que llamamos la “Fundación de Alergia al Trabajo”. Fuimos a los medios, repartimos comunicados y realizamos una marcha a desgano de cien metros un 2 de mayo, en un autoproclamado Día Internacional del Ocio. Al poco tiempo, desde Mar del Plata me escribió un grupo de gente que quería adherirse a la fundación. Era un grupo, encabezado por Pedro Ribeiro y Ana María Ordoñez, que reivindicaba la figura del croto histórico. Ahí empecé a asociar: crotos, trashumancia, crítica al trabajo. Más tarde apareció la posibilidad de publicar un libro para Editorial Perfil en una colección sobre minorías que dirigía María Moreno. Me propuse escribir sobre el croto y el linyera de los primeros tiempos, no sobre el carenciado producido por el modelo neoliberal. Y un día, hablando con mi viejo, él me cuenta que había estado tres años viviendo, viajando con los crotos y que él mismo fue un croto, durmiendo a la intemperie, en la vía. Fue durante las décadas del ’30 y del ‘40, cuando parece que ser croto era lo más, según me contaron algunos de los mismos protagonistas. Sobre todo el legendario Bepo, José Américo Ghezzi, al que fui a entrevistar a Tandil, y también otros linyeras históricos, Martín Finamori y Germinal Cerella, además de testimonios que reuní gracias a la película de Ana Poliak Que vivan los crotos, junto al aporte clave de la investigadora Alicia Maguid y al conocimiento de la realidad psico-cultural del croto según la mirada del psicólogo social Alfredo Moffatt. El proceso de investigación en sí implicó concertar entrevistas en una época en la que no contaba con internet ni con teléfonos celulares de las fuentes directas, además de visitas a archivos de diarios, bibliotecas y hemerotecas. Y las conversaciones domingueras con mi padre, en las que podía cotejar lo que yo iba descubriendo con sus propias experiencias de vida.
Continuar leyendo «Linyeras, errantes y trotamundos»

